Mucho he tardado en escribir una entrada en el blog sobre Joana Biernés, una fotógrafa que hace mucho tiempo descubrí cuando entré casi de casualidad en una exposición en Terrassa, su pueblo natal, y la humanidad de sus fotos me cautivó.
La exposición, allá por el 2015, fue una que realizó para la Fundació Prodis, una fundación dedicada a las personas con discapacidad intelectual. Pese a que ya había perdido parte de visión debido a una enfermedad degenerativa, pero sus fotos se hacían con el corazón y así quedó demostrado.
Joana Biarnés (Terrassa, 1935-2018) es una figura clave en la historia de la fotografía española, especialmente por ser la primera mujer en dedicarse profesionalmente al fotoperiodismo en España. No sin problemas por la época que le tocó vivir.
Su padre era fotógrafo deportivo, por lo que Joana creció rodeada de cámaras y laboratorios. Desde pequeña colaboró con él, lo que despertó su pasión por la fotografía. Estudió Periodismo en Barcelona, pero pronto se dio cuenta de que su verdadera vocación era la fotografía. Sus primeros trabajos fueron cubriendo eventos deportivos, un ámbito dominado por hombres en aquella época. En uno de sus primeros trabajos cubriendo un partido de fútbol, Joana fue recibida con una lluvia de silbidos y abucheos. Era algo completamente inusual ver a una mujer en el césped, y mucho menos con una cámara en la mano. Sin embargo, ella no se dejó intimidar y continuó haciendo su trabajo. El árbitro la invitó a irse, pero ella se negó, era fotoperiodista y tenía todo el derecho a estar allí.
Inicialmente enfocada en el deporte, pronto amplió su repertorio a otros ámbitos como la política, la cultura, la sociedad y el día a día de las personas. Uno de sus primeros trabajos importantes fue un reportaje para el diario Pueblo titulado «La Cenicienta de Pueblo». Este trabajo le abrió las puertas a una larga y exitosa carrera en el fotoperiodismo.
Cubrió eventos y sucesos como las riadas del 62, que barrieron poblaciones del Vallés como Terrassa, Rubí o Ripollet.
Joana Biarnés tuvo la oportunidad de fotografiar a una gran variedad de personalidades a lo largo de su carrera. Su lente capturó momentos íntimos y públicos de figuras destacadas del mundo del arte, la música, el cine y la política. Algunos de los nombres más reconocidos que pasaron por su cámara incluyen:
- Los Beatles durante su visita a España, donde además consiguió colarse en el hotel donde estaban para hacerles unas fotos.
- Roman Polanski, Brigitte Bardot, Alain Delon y muchos otros actores y directores de cine tanto nacionales como internacionales.
- Otros artistas de renombre, tanto españoles como extranjeros. Salvador Dalí, Joan Miró, Picasso, Carmen Sevilla, Lola Flores, Marisol, Rocío Durcal y un largo etc.
De su trabajo lo que más me llamó la atención en aquella exposición que vi y que luego creció según descubría su trabajo es la capacidad de hacer que sus sujetos se sintieran cómodos frente a la cámara, lo que se refleja en la naturalidad de sus retratos. Retratos donde tu ves la parte humana sin artificios de esas personas.
A principios de los 80, el auge del sensacionalismo y la prensa rosa la desilusionaron, por lo que decidió retirarse de la fotografía profesional y durante años, su obra quedó en el olvido, a pesar de su importancia histórica. Se retiró a Ibiza y allí abrió un restaurante Can Joana, considerado uno de los mejores de les Illes Balears.
En 2012 se redescubrió su trabajo y en 2014 la Generalitat le concedió la Cruz de Sant Jordi.
En 2017 presentó su libro Joana Biarnés: Disparando con el corazón, que tengo la gran suerte de tener y que os recomiendo que si encontráis una copia, lo compréis por que es un imprescindible.
En 2016 se estrenó el documental Una entre todos, que trata sobre su vida y trabajo y que recomiendo a todo el mundo que lo vea, está en este enlace: Una Entre Tots
Murió a la edad de 83 años en Terrassa.
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